Saludos.
Vuelta a la normalidad tras el parón propio de una digestión larga, satisfactoria y completa.
Al modo de los bebés que tras un reparador biberón caen en profundo sopor vivificante, hemos soltado unos eruptitos y nos disponemos a continuar en nuestra labor de desentrañar los orígenes del fútbol sevillano -y con la feliz resaca de haber extraído los tres puntos al equipo verde y blanco de Ucrania-.
Los descubrimientos recientes de Los Guardianes (véanse las entradas una, dos y tres), de la mano del inconmensurable Antonio Ramírez, han tenido la virtud de, a modo de espeso manto de silencio blanco y rojo, acallar a toda una sarta de gritones imposibles de imposibles pretensiones.
Casi todos los foros y webs verde rabiosos andan desactualizados en sus apartados sobre la Historia del Sevilla que, curiosamente, ocupa un amplio espacio en ellos. Hasta poco antes de la aparición de ésos artículos, el régimen de visitas y comentarios era tremendo, con numerosas entradas diarias, razones, sinrazones, insultos y propuestas aventuradas que, un poco malvados si que hemos sido, dejamos correr sabiendo que teníamos el antídoto en conserva, listo para inocular y que solo por la petición del Presidente del Sevilla, no habíamos aplicado en la herida y en su momento.
Ha sido algo más de un mes de contención nerviosa a la espera de presentar los documentos ante la pléyade de exigentes indocumentados.
De un repaso a lo principales portales verdes y durante muchos días consecutivos –los que con mayor ahínco han defendido posturas rocambolescas- observamos que ése silencio es la tónica general en ellos. Ni siquiera han salido para comentar, valorar, contrastar o, sencilla y honradamente, pedir disculpas por haber hecho todo un ejercicio ofensivo y erróneo de los hechos históricos. Pero no a nosotros –que ya estamos inmunizados ante ésos virus-, sino a sus propios congéneres a los que han mentido, confundido y adobado de falsas promesas de mundos maravillosos.
La Historia es la que es y solo la pruebas, los documentos, permiten hacer análisis fiables. Los deseos, las esperanzas, las expectativas no cumplidas y el irremisible valor histórico del otro, no pueden empañar la virtud del ser humano que, aún por encima de nuestros corazones, deben prevalecer.
A pesar de lo anterior, todavía hay quien se decide a realizar una lectura torticera, tozuda y particular de éste alumno aventajado de Carmona –si es que no escribe al dictado-.
¿Carmona? Pues sí, D. Manuel Carmona, desaparecido antes del combate final –le deseamos salud-, porque, sospechosamente, supo adivinar el desenlace de la caída estrepitosa del edificio sin cimientos que durante cinco años anduvo construyendo.
¿Supo adivinar o sabía?
Antes, cuando yo era muy joven, en las escuelas solían ordenarnos en función de nuestras capacidades, es decir, los más listos en las bancas de delante y los torpes atrás, al fondo.
Era un ejercicio antipedagógico formidable porque a las carencias genéticas de los alumnos atrasados, se unía el hecho de alejarlos de los centros de interés. Resultaban, por tanto, doblemente castigados.
Hay muchos descendientes directos de aquellos “torpes” y con un tesón admirable, perpetúan “inventos” ideales que malamente les satisface a ellos mismos.
Saben que mienten, que especulan, que hacen valoraciones inverosímiles… pero continúan en sus treces.
Y a pesar de que sean paternalmente corregidos –véase esto de D. Carlos Romero-, ellos se mantienen obstinados, testarudos, tercos, empecinados… Hay siete u ocho más.
Llegan a poner en nuestras bocas palabras que solo existen en sus propias mentes. No, amigos, el problema del Barça es del Barça, no nuestro. Nosotros no debatimos con ellos y las masturbaciones mentales de ése portal son problema personas de sus autores. Mucho amor propio.
Pero como ya solo parecer quedar uno que insiste en que el Betis es más antiguo que el Sevilla, ruego contengan sus carcajadas, por favor, que esto es muy serio.
Así, por tanto, con buen humor y la satisfacción de haber hecho los deberes, de aportar nuestro granito de la Historia del Club más Grande de Andalucía -el Campeón de España- y de contemplar el ridículo de algún obtuso que aún anda suelto por ahí, de otra categoría, retomamos la ardua tarea nunca abandonada de indagar, recuperar y mostrar PRUEBAS.
Que especulen otros.
Cuidaros.