domingo, 24 de mayo de 2009

SON LOS TIEMPOS










Saludos.

Es el sino de los tiempos.

Tiempos en que la imagen se superpone a todas las demás consideraciones. Tiempos en que hacemos lo impensable por mostrarnos a los demás como queremos que nos vean, no como somos.

Y hacemos lo que haga falta para lograrlo.

Descubro, sorprendido, que nos han cambiado la imagen de Gambrino y ahora veo a un chaval, delgado y joven, medio escondido tras el rótulo del nombre histórico que crearan los jerezanos, que alza una jarra de cerveza con una sonrisa en la cara y no puedo dejar de pensar en que es el biznieto del pionero ha heredado la empresa.

Desde siempre se ha asociado la cerveza con la obesidad y con facilidad y ligereza impropias hemos asegurado que las protuberancias abdominales de algunos era "barriga cervecera".

No nos sirve que científicamente no sea cierto porque con frecuencia, con demasiada frecuencia, los grandes trasegadores de cerveza también son grandes portadores de panzas descomunales. Nadie, por el contrario, asocia que de la misma forma también son grandes comedores, de comida, de hidratos de carbono, de grasas animales y de... cerveza.

A mí me encanta la cerveza. A mis hermanos también. Pues todos somos delgados y ninguno porta barriga cervecera. Y conozco a otras muchísimas personas en similares condiciones.

Sin embargo, la imagen de un Gambrino obeso, orondo y panzón, ha debido iluminar a los creadores de imagen y mandarlo al asilo por gordo, para dejar paso a la nueva imagen de gente joven, delgada, estilizada y muy al tiempo.

Y se lo han cargado.

No estoy de acuerdo y reclamo, desde éste mi rincón, la vuelta de mi querido gordito, el inimitable, el que me sonríe ofreciéndome la promesa de unos buenos tragos helados, sabrosos y animadores. El complemento ideal al pescaíto frito, a los caracoles, a la punta de solmillo, al secreto, a la ensaladilla, a ¡un pavía y dos de calamares...!

Quiero que vuelva Gambrino el original, el bisabuelo porque a pesar de que haya quien lo asocie a la gordura, no es cierto. No es la cerveza la que engorda.

Deberíamos inicar una campaña por el retorno de nuestro ídolo, de nuestra imagen.

La de siempre.

La nuestra.

¡Larga vida a Gambrino, el bisabuelo!





Cuidaros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy contigo.
Eres cojonudo, tio.
Un amigo,
Baretti