miércoles, 25 de marzo de 2009

EN UN MERCADO PERSA

Saludos.

No, no me refiero a la excelente obra musical de Albert Ketèlbey. Estoy, como ya habréis sospechado solo con el título, hablando del mercado futbolístico.

La Liga está próxima a terminar y como cada año, sin solución de continuidad, el mercado de fichajes se despliega para el consabido trasvase de jugadores.

Raramente y solo por penurias económicas, los clubes mantienen sus plantillas intactas para la siguiente temporada. Los modestos con fichajes baratos, gente que viene de vuelta y oportunidades de bajo coste. Alguna incorporación de la cantera y a esperar que la suerte se deje caer por sus estadios y con los entrenadores, el que toque en la noria nacional, rogando para que acierte con un "once" resultón.

Mantenerse en primera, por ejemplo, y poco más. Si suena la flauta, la Uefa.

Los casi poderosos, con presupuestos más amplios, ya tienen un conjunto estable y suelen soltar un poco de lastre y recomponer algo las líneas. Algún elemento, quizás, de más cuantía pero todos, en general, dentro de los parámetros programados. Ni caros ni baratos. Si hay suerte, una o dos ventas generosas a clubes mayores y un cierto respiro para tirar un poco más alto.

Las cuentas, salvo excepciones, bastante equilibradas porque la Uefa está al alcance de la mano y la Champions, si la diosa Fortuna los mira, como generosa fuente de dineros.

Y los muy poderosos, los ricos, lo que compran lo que se les antoje con solo señalarlo, los favoritos de aquella diosa, los que nunca tienen problemas con los bancos, con los ayuntamientos ni con las comunidades... los que hacen de un club de fútbol un despacho de trasacciones sin límite para beneficios particulares, amparados en sintimientos que soportan miles y miles de sencillos ciudadanos, lanzados a confeccionar un cuadro estelar estratosférico que les garantice las primeras planas permanentes, es decir, millones a raudales.

El diario Sport de fecha 17 de enero, publicaba un magnífico artículo sobre los que ocurría en el palco del R. Madrid en la era Florentino. El mismo Florentino que ahora se quiere re-presentar a las elecciones.

¿Elecciones? ¿Florentino? ¿R. Madrid? ¿Mercado persa? ¿El club más poderoso?

Pues llegan los días de las compras y las ventas, de las colecciones de estrellas, de las apuestas por cantidades mareantes, de comprar lo mejor de lo mejor de lo mejor sin mirar las etiquetas, de poner a temblar a millones de seguidores viendo llegar al señor del traje, malentín en mano, para llevarse a ése ídolo al que le has dedicado tantos cánticos, tantos olés y tanta admiración. El centro de la mayoría de tus tertulias en la temporada, está a punto de cambiar de camiseta, de escudo y se "haber sido ...dista toda mi vida y llegar aquí es un sueño". Y la solución para él, sus hijos y varias generaciones más, cuestión secundaria que no suelen tratar ante deconocidos.

Veremos las portadas de los periódicos de los próximos meses y salvo las de los lunes -comentarios de los partidos del día anterior-, el resto será el baile de nombres, reubicación de nombres y montantes de las operaciones de los nombres.

Equipos decompuestos y equipos super compuestos; estrellas migratorias y refuerzos de "a ver cómo resulta"; te cambio éste cromo que tengo repetido por ése otro que no tengo; te vendo dos a cambio de uno y tropecientos encima... te quito lo que me dé la gana que para eso tengo pasta.

Y te jodes.

Y no te queda otra que entenderlo porque cualquiera de nosotros, cualquiera, jamás diría que no a que nos tripliquen o cuadripliquen el salario en la empresa de enfrente, en la competencia.

Y seríamos capaces de jurar por lo más sagrado que siempre habíamos querido terminar ahí nuestras vidas, en el club de nuestros amores, en el de toda la vida y al que le dedicaremos todos nuestros esfuerzos.

Somos así. Son así y cada vez serán más de ésa forma.

Es el sistema, el mismo que vivimos a pié de calle pero por los niveles altos, en las galaxias superiores, en las más brillantes.

Lo terrible de éste sistema que no conoce barreras es que todo está cimentado en fé, en sentimientos y en sueños y como cualquier otra religión, miles y millones de adeptos dispuestos a creer lo que ellos no se creen ni borrachos.

Como siempre, porque cada año hay que escribir lo mismo un par de veces, tendré la paciencia suficiente para:

a) Darle a las noticias el valor exacto, es decir, ninguno.

b) Esperar que la firma sea oficial, tarde lo que tarde.

c) No desesperar.

d) No se deshace un equipo tan fácilmente.

e) La mayoría de compras y ventas son rumores propalados por los representantes -diez por ciento-.

f) No ayudar a los voceros a difundir sus cositas. No me interesan.

Y es todo, amigo Ketèlbey. Ataquemos ahora con los vientos y las cuerdas y tratemos de modular en claves bajas, tranquilas y relajantes.

Cuidaros.

1 comentario:

Rafael Sarmiento dijo...

A mi también me carga mucho lo que se nos viene encima en forma de rumores. Lo que pasa es que últimamente la mayoría de ellos se queda en eso, en rumores. Ya no hay clubes tan espléndidos como antes. Por eso a la prensa se le cae la baba con la idea de la vuelta de Florentino. Es un reguero de noticias, la mayoría falsas, claro, pero es lo que vende, ¿no?

De todos modos, tienes razón en una cosa. No se desmantela un equipo tan fácilmente. Y menos uno como el Sevilla, sin problemas económicos. Sobre todo si nos clasificamos para Champions.

Eso sí, habrá que estar preparados para aguantar lo que se nos viene encima.

Enhorabuena por el blog. Se ve que te trabajas el desarrollo de los posts. Eso lo hace más interesante aún.

Un saludo