miércoles, 10 de septiembre de 2008

NAVEGANTES



Saludos.

Desde que Internet se convirtiera en el excelente sucedáneo del mundo sin fronteras que soñaban los anarquistas y desde que las posibilidades de navegar se han extendido a millones de personas facilitándoles el acceso, la comunicación, la creación de espacios "personales" (públicos, en tanto que la mayoría pueden leerse sin restricciones) y la inmediatez del mensaje, todo lo bueno y malo de la sociedad se ha instalado en éste fantástico medio.

No podría ser de otra forma.

En los blogs y foros, encontramos una nube de personas que escriben sin parar y vemos adolescentes, adultos y ancianos lanzados a emular el noble arte de Cervantes. Personas de todas las extracciones, de todos los ámbitos y todos los niveles culturales, ponen sobre la pantalla sus ideas, sus comentarios, sus pinitos literarios y sus inquietudes.

Es Internet.

Es genial.

Estos participantes suelen CREAR.

Crear, una de las facultades con las que intentamos asemejarnos a los dioses, en el ámbito literario/internauta, es fácil. Crear algo bueno, complicado.

Como en el mundo del papel, miles de candidatos para pocos premios y millones de aspiraciones que se apagan por el camino. Sin embargo, éste excelente sucedáneo te permite seguir creando aunque sepas, con absoluta certeza, que pocos o nadie te va a leer.

Hay, también, personas incapaces de crear y que sin embargo, navegan por internet con las mismas ganas que los que intentan aportar algo. Estos, los que no tienen ideas propias, encuentran un campo abonado para sus limitaciones.

Es fácil llenar la pantalla de tu "espacio" con grandes frases... de otros. Es fácil trasladar magníficas reflexiones... de otros. Es fácil, definitivamente, copiar y pegar.

Ya manifesté en otro momento que copiar y pegar no me parece totalmente negativo. Muy al contrario y por poco que sea, algo va quedando en el mero hecho de leer un texto, aunque luego lo copies. Tampoco importa demasiado (que debería y mucho), no citar al autor.

Parece que tenemos la obligación de llenar un "espacio" de la forma que sea.

También tenemos fenómenos fuera de catálogo. Personas que sin saberlo (no es fácil detectar algo así), padecen tremendos complejos de inferioridad. Elementos incapaces de crear algo positivo, algo bueno, algo bonito o, sencillamente, disminuidos afectivos, que miran con envidia los trabajos de los demás.

Y no solo en el campo literario.

La envidia puede producirla un participante que recibe halagos y tú no. Otro, que domina los fondos y las formas, también puede generar envidias. Y otros más, que son aceptados por la gran mayoría, defendidos y apludidos, cosechan estos "exitos" que tú no tienes.

Eso genera más envidia.

Los elementos enfermos, como debe ser porque para eso son egocéntricos, no consienten otro éxito que el suyo. Y para ello deciden destruir al otro, al exitoso, pensando erróneamente que la ausencia del brillante le dará lustre al oscuro.

Los elementos estos no conocen fronteras y si aplicaran la imaginación que derrochan en causar daño a los demás, en crear sus propias historias, llegarían a ser los más grandes.

Pero un elemento enfermo y egocéntrico jamás podrá hacer autoanálisis medio serio. Para ellos, todo lo malo lo tiene el otro y no importa qué. Siempre el otro.
No importa que los hechos te apabullen de errores y barbaridades, la culpa siempre es del otro.

A veces sorprende tanta torpeza porque son personas que, a priori, parecen cultos, inteligentes y formados. Sin embargo, entran a los foros y actúan pensando que como son ellos, todos tienen que aplaudirlos. Solo porque son ellos. Sin aportar nada, sin decir nada serio, sin crear.

Si no ocurre así, se buscan un enemigo, cualquiera, al que machacar, difamar, insultar, amenazar... todo en público. Todo con el fin de crear "simpatías" de los otros porque el papel de víctima puede suplirles su incapacidad.

Cuando se les va conociendo (no se tarda mucho en detectar a un impropio de estos), llegan a "construirse" tremendos traumas para que la pena de los demás les aupe al lugar que no consiguen por otros medios.

Y si aún así siguen siendo apartados por la mayoría, imputan horrosos delitos al pobre víctima de turno, intentando destruirlo. Más aún, no sienten el menor escrùpulo en desear la peor de las plagas al ínclito o a su familia.

Tremendo.

Son los que, para ocultar sus carencias, gritan sin parar no importa que, no importa como ni donde y se inventan nuevas personalidades. Parece que piensan que los demás no saben leer, no saben analizar y detectar estilos y formas.

¡Si al menos tuvieran la capacidad de ofrecer diferentes estilos de escritura!

La mayor parte de las veces son patéticos. Esperpentos.

Y casi siempre, solitarios enfermos que han descubierto Internet: el más maravilloso medio de comunicación jamás soñado.

Pero la pregunta es: ¿COMUNICAR QUÉ?

Cuidaros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

MAGISTRAL Y LO DIGO EN MAYUSCULAS,ante tanto portento en tu expresión no me queda más remedio que rogarte que no estes tanto tiempo sin escribir,necesito este tipo de lectura para poder respirar a veces en estos antros del internet,hermano gracias por tu medicina,ni decir tiene que te quiero,cuidate y no cejes en seguir siendo como eres,no nos prives de ese regalo.