jueves, 10 de julio de 2008

UNA REFLEXION

Saludos.

Son numerosos los amigos que me preguntan cada día sobre ni cuento y parecen ansiosos por leer nuevas entregas.

Parece ser, a tenor de los comentarios que me hacen, que se divierten mucho con mis historias.

Hoy, sin embargo, no tengo muy claro si quiero seguir con ésta chorrada.

Tengo sentimientos encontrados.

Por un lado, ésta aventura infatilesca (que me divierte sobremanera), me permite escribir y esto es una de las cosas que más me gustan. Me siento bien escribiendo.

Tengo imaginación y capacidad para inventar mundos irreales llenos de fantasías. Tengo, también, la facultad de transformar cuestiones que a otros le parecerán serias, en asuntos risibles.

Y yo soy el primero que me río de mí mismo.

Escribir es, para mí, un mundo sin límites. Desgraciadamente, solo vivimos una vida. La escritura, a cambio, te permite soñar mil formas diferentes de pasar por el mundo.

Puedes ser lo que desees porque no hay barreras. En tu mundo de escribiente, cualquier cuestión es materia suceptible de llevarla al papel.

Puedes ser lo que desees.

Y yo siempre he soñado con otras vidas. Me he visto en cualquiera sea la situación y he sido capaz de imaginar formas, momentos y reacciones. Y lo sigo haciendo.

Se me achaca que con mi edad ya no debería escribir las chorradas de UN CUENTO. Y quien dice eso no sabe que mi mente, cuando vaga libre, puede llegar a donde sea y crear.

Crear.

Escribir es también una forma de asemejarse a los dioses en ése ancestral debate sobre la divinidad: toda la lucha del ser humano se basa en su capacidad de CREAR, en un intento (a veces genial y a veces patético), de ser dioses menores.

Eso asusta a veces y a veces motiva.

Por otro lado, tengo el sentimiento de quien sabe que su obra no representa nada y que es una lucha estéril.

Siento que todo lo que escribo obecede solo a una forma de protesta. A una queja pública de quien se ha visto injustamente tratado y decide presentar su alegato en forma de fantasía escrita.

Como es mi mundo, he sido capaz de imaginarlo en clave de invención pura y he plasmado lo que de otra forma sería un mamotreto insoportable.

Pero me planteo la duda de si el destinatario último es capaz de entender el mensaje que subyace en mi cuento; de si se queda en lo anecdótico, en las formas y de si comprende lo que hago.

No es que sea definitorio, pero dudo mucho, igualmente, de que mi cuento vaya a cambiar el comportamiento de nadie.

Así pues, ando enfrentado a ésa dicotomía.

Si hago caso de mis amigos, el cuento debe seguir.

Si me escucho a mí mismo, no merece la pena el esfuerzo de luchar contra algo tan sórdido sabiendo, como sé, que hay causas que no merecen la pena.

No hay dignidad en la victoria sobre seres indignos.

Cuidaros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no sé si te ayudará lo que tengo que decirte,pero creo que mereces mi opinión de amigo y de seguidor del blog,una cosa si tienes que tener muy clara,no luches contra ti nunca,escribe lo que te apetezca,pero por favor escribe,ese don te lo otorgaron y debes de llevarlo a los limites que se te apetezcan,en cuanto a seguir con el cuento,creo que es cosa tuya,no por seguir con él,o dejar de hacerlo vas tampoco a solucionar problemas de nadie,asi que eres tú la unica persona en tener esa decisión,creo que al final sabrás hacer lo más acertado,yo seguiré leyendote por que eres fuente de inspiración y de cultura,hay pocas personas en esta vida que merezcan la pena pararse a escucharlas,tú para mi tienes ese privilegio,hermano solo espero que hagas lo que hagas sea siempre sin tener nunca que enfrertarte a ti mismo,si eso es lo que te ocurre te ruego que te des unos dias de descanso y luego retomes el blog y escribas lo que sea,pero te repito NO DEJES NUNCA DE EXPRESARTE.No por los que te leemos que al fin y al cabo somos los que menos importancia tenemos en tus deciciones a seguir,hazlo solo por TI,UN ABRAZO.