jueves, 3 de julio de 2008

UN CUENTO

Capítulo V
Xcutiva se presentaba como una persona culta. A tal punto que, como sabemos, despreciaba a los pobres por ser lo contrario.
Ella había tenido los mejores tutores: en Cocina recibió lecciones de Arguimaño y aprendió a cocinar Fideos Guas y Paraella (un plato a base de arroz y bichos con patas, muy popular en Palangania).
También tuvo de tutor a Confundido, quien le enseñó la Filosofía de los grandes maestros griegos Isosceles y Plutón. Estos sabios le dieron nuevas perpectivas sobre los seres humanos y ampliaron no poco sus capacidades de análisis de la conducta humana.
Recibió también lecciones de bordado, de idiomas (especialmente hábil en hablar extranjero, el idioma del resto de mundo), de música (con el Maestro Perrales) y de oratoria con el famoso maestro Mitinerus.
En ésta última faceta no destacó mucho. Una vez tuvo el título de Oradora, reunió a todos sus lacayos y subditos y les lanzó el siguiente discurso:
-¡Viva Sevful!; ¡Sevful el más grande!; ¡Loado sea Sevful!; ¡Sevful hasta la muerte...!
Y así casi cuatro horas.
Al principio, la emoción recorrió el auditorio y aplaudieron a rabiar. Pasada la primera hora, los aplausos decayeron considerablemente. Tras la segunda, la mitad de auditorio se había escamoteado. Al final, sus lacayos personales fueron los únicos que resistieron (les iba la vida en ello).
Como no podía ser menos, se codeaba con lo mejorcito de Palangania y solo un selecto grupo de escogidas personas, eran invitados a Glog.
Entre ellos estaba Ppvis, su enamorado escudero. Ppvis era profundamente religioso y todo un poeta. Así, no se cansaba de enviarle larguísimos panegíricos a la princesa, en los se mezclaban, sin cuento ni razón, pasiones mundanas y altísimas loas a lo sagrado.
Pero la princesa no correspondía a tanta pasión. Como sabemos, ella estaba perdidamente enamorada de Paplo, el Pachá de Cancerbaria (alto y rubio como la cerveza).
Como el subyugado Ppvis no cesaba de enviarle sus apasionados escritos, Xcutiva terminó por hartarse de él y lo expulsó de su círculo.
Eso estuvo a punto de destrozar al pobre hombre. No obstante se repuso y tras reconvertir su pasión en desdén, compuso otros panegíricos, igualmente largos y pesados, para destacar todo lo negativo (que era muchísimo), de la princesa.
Otro íntimo que también acabó mal fué Buonarotti, un recien llegado.
En una de sus reuniones sociales donde primaban las charlas distendidas sobre Sevful, se trasegaba abundante Champcroix y se jugaban pequeñas apuestas sobre quién era el máximo adorador del Dios, Buonarotti se presentó por primera vez y tuvo la imperdonable falta de no caer rendido a los pies de la inmensa belleza de Xcutiva ni alabar su enorme inteligencia.
Eso le grangeó la expulsión automática y fulminante del círculo íntimo.
Pero Buonarotti era un magnífico escritor y se conformó con lanzar unos libelos de gran efecto, lo que frenó en seco la campaña de ataques iniciada por Xcutiva.
Como no podía ser de otra manera, Xcutiva lo acusó de formar parte de la banda de McMarracho, aunque aquel nunca hubier tenido la más mínima relación con el bandido.
Como quiera que se quedaba sola mas tiempo de lo habitual (no se puede ir machando a la gente gratis), se comió su repulsión y aceptó de nuevo a Ppvis en su círculo.
Para remendar el mal causado con sus libelos reprobatorios, el campeón enamorado recorrió la ciudad incautando cuanto papel pantalla encontrara y lanzando otros nuevos pidiendo perdón a su amada.
Pero llegó tarde porque ya toda Palangania había sido testigo del tremendo ridículo y las mofas se escuchaban por doquier.
En su cloaca, McMarracho, Malacaral y Pajarrox deliraban de risa junto con toda la banda (Mantega, Mangrande, Lunisia, Argus, Chevos, El Hechicero, Paplolina...)
Continuará.
Copirrai YO.
Todos los personajes y eventos que aparecen en el cuento, son ficticios y fruto de la imaginación del autor. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

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