lunes, 14 de julio de 2008

CRISIS?, WHAT CRISIS?

Saludos.

Con éste título de un tema de Supertramp (nada nuevo ni original), me gustaría hacer algunos comentarios sobre los momentos que vive la economía de nuestro país y por extensión, del resto del mundo.

Comencemos con un ejercicio de imaginación: pensemos que somos gente importante, de esa que decide lo que tenemos que producir, que ganar y que guardar, y que vamos a un poblado africano, del África más profunda, y les decimos a los habitantes de una aldea que "estamos en crisis".

No hace falta continuar porque, entre otras razones, ellos no saben lo que es vivir fuera de la crisis. Habría que explicárselo con mucho esfuerzo y no aseguro que tengamos éxito en el empeño.

Ahora nos vamos al otro extremo: gran corporación (cualquier ejemplo es válido pero, preferiblemente, una petrolera), pleno del Consejo de Administración, Sesión Extraordinaria, tema único "la crisis".
El Consejero Delegado (Sr. Tiburón), el que realmente manda, dice:
-Señores, la crisis por la que atravesamos nos hace vaticinar que en el ejercicio económico del presente año, vamos a dejar de ingresar un diez por ciento, es decir, que teníamos previsto tropecientos mil millones de dólares y ahora será el noventa por ciento. Un catástrofe.

Un murmullo recorre la sala; los asistentes se mueven inquietos en sus cómodos asientos de piel; resoplan; arrugan el entrecejo; a pesar del aire acondicionado, se ven algunas gotitas de sudor; cuchichean con el de al lado y alguno, el más lanzado (quizás previsto), eleva la voz:
-¡Pero esto es un desastre! ¿Qué medidas "estamos" tomando para evitar la hecatombe?
El Consejero Delegado, el Sr. Tiburón de banda ancha, sonríe y asiente:
-Entre otras medidas -asegura- vamos a abaratar costes para mitigar los efectos de la crisis.
Una ola de frescor renovado recorre la sala. Sonrisas, guiños de complicidad, codazos significativos de "ya te lo decía yo: éste tío es la hostia", y expulsión colectiva del aire acumulado en los pulmones. Todo el mundo se siente satisfecho al escuchar las palabras mágicas: "abaratar los costes".

Abaratar los costes, para quien aún no lo sepa, significa: rebaja de salarios, reducción de personal (despidos), deslocalización de producción (llevarse las fábricas a países del tercer mundo, donde se trabaja por un plato de aloz y se dedican quince horas diarias a la madre empresa, trescientos sesenta y cinco días al año), retrasar los pagos a proveedores o renegociar la deuda bancaria.

Si nos centramos en España (donde tenemos un pelín más de conocimiento), es una obscenidad decirle a los trabajadores que ganan mil euros al mes, que se gastan la mitad en el piso, un cuarto en comer, en pagar la "educación gratuita" del Estado, en médicos "con asistencia universal", en medicamentos, en transportes, en combustibles, en la luz... que estamos en crisis.

Es obsceno.

Y es obsceno que los tipos tan serios que salen en la televisión, esos que habéis votado para que os solucionen los problemas, os digan "hay que apretarse el cinturón una vez más".

Es impúdico.

Y es impúdico porque ellos, los que salen en la televisión, cobran buenos salarios que les pagamos entre todos. Y cuando terminan su vida política, los fichan las grandes corporaciones, como Consejeros Delegados, para asegurar los beneficios de los accionistas.

Son los mismos.

¿Crisis? ¿La crisis de quién?

La mayoría vivie toda su vida en crisis. ¿Qué hay de nuevo?

Mientras haya Lidl, Carrefours, segunda mano, rebajas, tomates, fútbol, toros, préstamos, hipotecas a tres vidas... ¿qué crisis?

¡No me jodan, por favor!

Cuidaros.

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