domingo, 15 de junio de 2008

DE HIPOCRITAS













Saludos.


La hipocresía es el acto de fingir que se tienen cualidades, ideas o sentimientos que en realidad no se tienen. La palabra proviene del latín tardío hypocrisis y del griego hypokrisis, que significan acción de desempeñar un papel.


En realidad se deriva de las máscaras que se usaban en el teatro griego, las llamadas "hypokritas".


Con el advenimiento de la Sociedad de la Información, la hipocresía ha venido a ser un conjunto de reglas para moverse en el mundo. Aquí se debe destacar la naturaleza del conjunto de reglas, que oscilan entre lo permitido y lo prohibido, así como la capacidad de moverse en el mundo, reconociendo los contenidos simbólicos del mismo.



La hipocresía consta de dos operaciones, a través de las cuales se manifiesta en los modos simple y combinado: la simulación y el disimulo. La simulación consiste en mostrar lo que se desea, en tanto que el disimulo oculta lo que no se quiere mostrar.



Alguien que cree que tiene derecho a tener un amante pero que su cónyuge no tiene tal derecho, tiene doble moral. Sin embargo, alguien que condena todo lo relativo al adulterio pero lo comete, es hipócrita.


La persona que realiza esta acción es llamada hipócrita. Cuando un hipócrita finge ser lo que no es lo hace muchas veces por la falta de autoestima, lo que obliga a tal persona a hacerse una imagen que desearía tener, la cual muchas veces esta muy lejos de su realidad. Se relaciona generalmente con una auto-decepción.



La hipocresía involucra escasez de honestidad. Un alcohólico o un fumador que advierte que no se hagan dichas acciones no es hipócrita. Sin embargo, alguien que condene fumar o beber, pero lo hace, es hipócrita. Fallar en cuanto a lo que uno cree correcto no es hipocresía. Por ejemplo, un conductor que exceda la velocidad máxima y crea que sea incorrecto no es hipócrita. Sí lo es quien no admite que excede la velocidad máxima y dice que la obedece, entonces eso es hipocresía.


En castellano hipócrita es el que deliberadamente y como hábito pretende ser honesto cuando sabe que no lo es. Pero el término mismo es una transliteración del griego hypokriteµs, que en general significaba actor teatral. Aunque en el griego eclesiástico adquirió pronto su significado moderno, parecería imposible demostrar que en el siglo I d. C. tenía este sentido. En la Biblia se lo emplea dos veces para traducir el hebreo h\aµneµf, ‘sin Dios’, ‘infiel’.



En el Nuevo Testamento la palabra hipócrita se usa solamente en las narraciones sinópticas, en relación con los juicios de Jesús sobre fariseos y escribas. Aunque las fuentes "farisaicas" reconocen y condenan la hipocresía en sus filas, el tenor general del Nuevo Testamento, los testimonios del siglo I sobre la enseñanza de los fariseos en el Talmud y el Midrash, y el apoyo que les prestaba la masa del pueblo, contribuyen a hacer que resulte difícil aceptar un cargo general de hipocresía contra ellos.


La hipocresía, por tanto, la encontramos a menudo en nuestros actos y hemos aprendido a convivir con ella.


Hay hipócritas compulsivos.


Hipocresía es presumir de fé y de amor al prójimo, cuando en realidad actuamos con vileza y escudándonos en mentiras.
Es hipocresía hacer daño a sabiendas a los demás e invocar el nombre de Dios acto seguido.
El hipócrita alardear de sentimientos profundos, bellos y elevados, cuando tus actos te descubren como un ser bajo, de malos instintos y perfidia.


También lo es actuar de manera malévola para que luego, profesando una fé, te confieses y te perdonen y enseguida volver a hacer lo mismo.
Es hipocresía usar la Biblia para ocultar tu maldad y para ampararte en discursos nobles y hermosos.


Actuar con dobleces, con perversidad y cuando te han descubierto gritar tu inocencia y mostrarte como un ser desvalido y vilipendiado, es hipocresía.
Y lo es usar mecanismos legales para asustar niños en un intento patético de aparentar ser víctima de... ¿uno mismo? Eso también es hipocresía.


A veces, incluso, la hipocresía primaria es tan evidente que puede confundirse con la estupidez.
Los imbéciles tienen mucho de hipócritas.


Por suerte para mí, no soy creyente. Como mucho me defino agnóstico, aunque quizás mas cercano al ateísmo pero sin caer en él. El ateísmo es otra forma de creencia y soy incapaz de creer en Dios o en su inexistencia.


Me educaron en la religión católica y salí de ella por las falacias, las mentiras y las hipocresías de quienes pretendían transmitir la palabra de Dios y actuaban de forma opuesta.


Esas máscaras que llevamos todos a nuestro morral, hay quien las usa contínuamente y sin escrúpulos.


Y son esos los que más gritan contra los demás.


Un hipócrita es, sobre todo, un ser falso que debe actuar en papeles imaginarios porque no lleva nada que ofrecer dentro. Si no se muestra bajo sus máscaras, está vacío.


Cuidaros.

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